Ficha técnica:
Aquí estamos, aquí seguiremos (2025)
Andrea Rodríguez
Mural
El lugar de las mujeres en las Ciencias Económicas y Empresariales ha sido, al igual que en la mayoría de las áreas del conocimiento y en la sociedad en el siglo XX, el de las excepciones o el de los márgenes. La dualidad, que podría redefinirse a su vez como reconocimiento y anonimato, se convierten en caras de la misma moneda ante el silenciamiento de hitos y biografías fascinantes que han podido ser y son recuperadas en la actualidad desde prácticas revisionistas. Este podría ser el caso de Sarah Breedlove, popularmente conocida como Madam C. J. Walker, que tras trabajar en campos de algodón consiguió romper cánones y erigir una de las empresas cosméticas con mayor impacto económico en el contexto estadounidense.
En la misma latitud y con el mismo carácter emprendedor, Olive Ann Beech fundó y lideró una de las principales empresas aereonáuticas del país. También se podría dirigir la mirada hacia las trayectorias de Juanita Morris Kreps y Gloria Begué, que mientras la primera se convirtió en la primera directora de la Bolsa de Nueva York y secretaria de comercio durante la presidencia de Jimmy Carter; la formación como economista y jurista de la segunda la llevó a convertirse en la primera catedrática y decana de la universidad española. Décadas más tarde, Elinor Ostrom recibiría el premio Nobel de Economía convirtiéndose en la primera mujer a la que se le otorgó este prestigioso galardón.
No obstante, junto a estas personalidades ejemplares se ha de recordar a todas aquellas mujeres que en la sombra cosecharon la tierra, que formaron parte de las actividades económicas y de la renovación de las ciudades -como el papel clave que tuvieron en la industrialización granadina- mientras compaginaban el empleo con las circunstancias que les tocó vivir y a aquellas que se manifestaron en las calles en contra de injusticias al mismo tiempo que reivindicaban derechos y oportunidades laborales más igualitarias, entre otras cuestiones.
Reflexionando sobre la compleja tarea de trazar y reconstruir una genealogía de la temática, este mural rescata referentes –mujeres anónimas y reconocidas, nacionales e internacionales– del olvido. A partir de una selección de fotografías de archivo que representan los logros mencionados, cada imagen fragmentada dialoga con planos y elementos gráficos –como cuadrículas y diagramas– que suelen conformar las estadísticas y las gráficas utilizadas como herramientas de trabajo en el ámbito que nos situamos. La técnica pictórica simula, de forma más evidente en algunas zonas que en otras, defectos técnicos fotográficos –como la sobreexposición o el deterioro– que se vinculan tanto con las fotografías que se conservan como con las estrategias de borrado sistemático producidas durante siglos. Semánticamente, aunque saturados con respecto al material original, los colores de la composición se vinculan con el ámbito económico al haber sido extraídos de dinero en efectivo, de billetes que se encuentran en circulación. En definitiva, se trata de una intervención pictórica que conmemora y representa parte de los éxitos conseguidos y los hechos que nos han traído hasta la realidad que conocemos con la intención de que continúe presente en el camino que queda por recorrer.